La percepción del color según su contexto

Cada vez que perfilo un monitor para un cliente o en cada curso de gestión del color, el tema de la percepción del color aparece sobre la mesa y en muchos casos suelen no creerme del todo cuando menciono la incapacidad de nuestros ojos para distinguir colores, especialmente cuando el contexto de ese elemento de color nos juega en contra (colores claros sobre oscuros, un color sobre su complementario, etc.).

Los fotógrafos vivimos diciendo que “una imagen vale más que mil palabras”, bien, quisiera agregar al dicho que “una imagen vale más que mil explicaciones” :).

Los dos ejemplos que siguen tienen que ver con estos fenómenos perceptivos de los cuales somos muchas veces víctimas, en un caso ante la presencia de sombras que alteran la percepción de un color absoluto cualquiera y en el otro debido a la presencia de un fondo que colabora con que nuestros ojos no se comporten muy bien que digamos.

Vamos a la primer imagen:

Efecto de damero de Edward Adelson
Efecto de damero de Edward Adelson

Esta imagen en particular es parte de los trabajos de Edward Adelson, un especialista del MIT en ciencias de la visión, especialmente desde el punto de vista cognitivo o perceptual de la misma.

La pregunta acerca de esta imagen es muy simple “¿qué diferencias de color hay entre el casillero A y el casillero B?”, simple.

La segunda imagen, a continuación, no juega ya con grises y sombras, sino con colores iluminados de manera homogénea, pero en el contexto de fondos muy contrastados entre si:

Dos cuadros de color con fondos diferentes
Dos cuadros de color con fondos diferentes

La pregunta es similar: “¿Qué diferencia hay entre el color del cuerpo del botón que está por sobre el horizonte respecto del que está debajo del horizonte?”.

Como podemos apreciar claramente en la primer imagen, el casillero A es mucho más oscuro que el B y en la segunda imagen el botón que está sobre el horizonte es también mucho más oscuro  que el que está debajo de él, ¿verdad? ¿O no?

Evidentemente si hago estas preguntas, habrá alguna “trampa” en esto… Si, realmente la hay y la trampa no son las imágenes sino el funcionamiento de nuestro sistema visual. En ambos casos los colores son idénticos, ni parecidos ni similares, idénticos. ¿No me creen verdad?

Hagan una primera prueba tapando con su dedo la zona que separa a ambos grises y comenten abajo qué ocurre 🙂

Otra prueba sencilla utilizando la pueden realizar con Photoshop (o cualquier otro programa que visualizar numéricamente el color de un píxel dado) utilizando la herramienta “Muestra de color” o “Color Picker”. Escojan dos puntos, uno de cada color a comparar y vean el resultado. Otra prueba, más “tangible” es seleccionar una zona de cualquiera de ambos zonas de color a comparar y simplemente arrastrar esa selección encima de la otra. ¿Increíble verdad?

Muestra de valores numéricos de dos píxeles cualquiera en las zonas en cuestión de la primer imagen:

En ambos casos los valores RGB son (120,120,120). Colores idénticos. En caso de simplemente recortar y trasladar un grupo de píxeles, la coincidencia de los colores es mucho más evidente:

Parte del botón inferior trasladada por sobre el botón superior

Veamos las mismas pruebas en la segunda imagen, primero los valores RGB de los píxeles:

Dos píxeles de los casilleros A y B, valores RGB idénticos
Dos píxeles de los casilleros A y B, valores RGB idénticos

En el caso de la imagen anterior podemos apreciar también -por haber realizado un recorte de la imagen- que el efecto que percibíamos en la imagen completa -o en la que sigue- comienza a desaparecer al afectarnos menos la presencia de los colores de fondo y gracias a la presencia del panel gris que le permite a nuestros ojos “comparar mejor”. De todas maneras, los valores RGB son claros (127,127,127) en ambos casos.

Y ahora, el desplazamiento de un sector de píxeles del botón inferior hacia el botón superior:

Parte del casillero B transladado por sobre el A
Parte del casillero B transladado por sobre el A

¿Parece increíble, verdad? Realmente a mi me lo parece y por eso es que debemos ser menos “confiados” a la hora de utilizar a nuestros ojos para la evaluación de colores, o quizás “utilizarlos mejor”, conociendo este tipo de características de nuestro sistema de visión, evitando ser confundidos por el contexto de un color a la hora de compararlo con otro.

El tener en cuenta estas cuestiones son especialmente importantes a la hora de realizar comparaciones visuales entre nuestras imágenes en pantalla e impresiones de las mismas, confiando un poco más en nuestros procedimientos de gestión del color y menos en nuestros ojos a la hora de evaluar colores y mucho menos al pretender perfilar manualmente (visualmente, sin la utilización de un espectrofotómetro) a nuestros monitores e impresoras.

Por último y para estar del todo seguros que esto no se trata de alguna magia extraña de los “píxeles muertos” de una imagen sintética, vamos al experimento de Edward Adelson, pero en la vida real:

Espero que este artículo haya sido de tu interés y también tus comentarios sobre el mismo.