En los dos artículos anteriores de esta serie de tres artículos (Color workflow y management I y Color workflow y management II) mencioné los conceptos básicos de los dispositivos de entrada (cámaras y escáneres) y del dispositivo de salida primario de nuestro trabajo digital, nuestro monitor. Llegó la hora de ver los dispositivos mediante los cuales alguien más que nosotros frente a nuestros equipos podrán disfrutar de nuestras obras.
Dispositivos de reproducción final (impresoras o proyectores)
En este punto podemos asumir que nuestro original fue capturado o escaneado en condiciones ideales, realizamos las correcciones necesarias con nuestro programa preferido y en un monitor perfectamente calibrado y perfilado vemos nuestra obra realmente satisfechos de ella. Llega la hora de mostrarla al mundo, sea imprimiéndola (mediante impresoras de chorro de tinta, sublimación o quizás en una imprenta mediante el sistema offset si terminará siendo parte de un catálogo, de una revista o de una publicidad impresa) o proyectándola en una presentación a nuestro público, aunque quizás pueda terminar también en formato puramente digital en manos de nuestro cliente o de nosotros mismos ya que será representada en otro monitor o como parte de alguna página web.
Impresoras
Si vamos a imprimir nuestra obra (nosotros mismos o en alguna empresa especializada) deberemos asegurarnos que las impresoras también estén correctamente perfiladas para el tipo de papel que hayamos seleccionado (y aunque no las escojamos, las tintas son parte de la triada papel-tinta-impresora a perfilar) y si no somos nosotros quienes la imprimiremos, sería de gran utilidad contar con el perfil ICC para dicha impresora y papel (la empresa o nuestro impresor debería suministrárnoslo). El disponer del perfil ICC adecuado nos permitirá, antes de enviar el original a imprimir, realizar un proceso llamado “soft-proofing” en nuestra computadora, con nuestro monitor calibrado y perfilado antes de enviar el original para su impresión. ¿Qué es el soft-proofing? Es la posibilidad de, en programas como Adobe Photoshop, Gimp u otros asignar el perfil de color de la impresora a nuestra imagen para ver como se verán realmente los colores en dicho dispositivo, y efectuar las correcciones necesarias antes de ordenar la impresión propiamente dicha. Sobre este particular publicaré en breve una nota sobre las mejores prácticas al respecto y su descripción en profundidad.

Aquí merece ser explicado brevemente el concepto de “gamut“. El gamut es en pocas palabras el rango o gama tonal total que es capaz de reproducir cada dispositivo. No será el mismo gamut el de un papel extremadamente blanco, brillante, RC (con revestimiento de resina o Resin Coated) en el cual la tinta se apoya sobre la superficie de este penetrando prácticamente nada en su sustrato de papel, que si elegimos un papel mate, de mayor absorción y seguramente no tan blanco o un material tipo canvas, con fibras de algodón y/o algún agregado sintético. Simplemente estos materiales no tienen la misma capacidad de reproducir la misma gama cromática (gamut) y el mismo “rojo” no será el mismo “rojo” en los diferentes materiales. Ahora bien, si dichas impresoras se perfilaron correctamente para dichos materiales, contaremos (nosotros o la empresa impresora) con unos archivos conocidos como perfiles ICC que nos permitirán emular en nuestros monitores los resultados finales con una gran fidelidad y mejorar lo que necesitemos mejorar, quizás saturando colores, quizás modificando curvas, etc.
Es 100% seguro que no es posible lograr resultados idénticos en diferentes superficies, pero sí es 100% seguro también que los resultados, de esta manera, serán totalmente previsibles y repetibles. Ya no nos estaremos manejando en las tierras del azar y las suposiciones sino en terrenos más firmes. Quizás no sean tierras tan ricas como quisiéramos (por el papel que hayamos elegido) y tengamos que resignar un poco de aquel amarillo brillante o de ese verde tan profundo o alguna sombra perderá textura, pero no habrá demasiadas sorpresas, comenzaremos a movernos en el terreno de lo real y posible y con conocimiento de causa.
Esto no significa que deberemos utilizar siempre determinado papel con un gamut más amplio ni mucho menos, sino que la elección debe ser consciente ya que es la que ayuda a producir el resultado final de nuestra obra en todo sentido, en lo perceptual y emocional para el espectador, y no solamente en el frío mundo de los perfiles ICC y la correspondencia de colores. Un retrato en blanco y negro no transmite lo mismo a un humano en un papel mate o satinado que en otro absolutamente brillante y los temas estríctamente técnicos comienzan a quedar de lado y dejar espacio a lo artístico.
Volviendo un poco para atrás y entrando en detalle acerca de cómo se realiza el perfilado de un papel en ta impresora, éste se realiza con los mismos dispositivos que utilizamos para perfilar nuestro monitor o escáner, un espectrofotómetro. En nuestro caso utilizamos dos modelos diferentes de la marca X-Rite, el ColorMunki Design y el I1Xtreme. Utilizando el software propio del dispositivo en el caso del ColorMunki design o mediante la impresión directa de un patrón de colores determinado en el caso del I1Xtreme, se genera una hoja impresa en el papel a perfilar (y repito, con la impresora y tintas a utilizar siempre con el perfil ICC que generaremos) y luego de permitir el correcto secado de la misma, se evalúan los colores mediante el espectrofotómetro. Al conocer éste los colores que fueron enviados de acuerdo a la muestra de colores impresa, el software del dispositivo se encarga luego de generar las correcciones necesarias para que nuestro papel logre con mayor fidelidad esa gama de colores contra la cual fue evaluado.

El resultado final de este proceso es un archivo de texto, nuestro famoso perfil ICC, el cual deberá ser utilizado cada vez que queramos imprimir el papel para el cual se realizó este perfil, como así también cuando queramos realizar nuestras correcciones previas, mencionadas anteriormente, durante el proceso de soft-proofing.
Una pregunta que recibo permanentemente es si toda este palabrerío, dispositivos y tantos cuidados por el resultado final está solo reservado a las grandes empresas o si está también disponible para el resto de los mortales como todos nosotros. La respuesta es que es cualquier impresora de cuatro colores en adelante merece ser calibrada y que los resultados (mejor dicho, el cambio en los resultados) son siempre sorprendentes. Tanto en la mejora en el rendimiento tonal de la impresora, como en su capacidad de obtener resultados predecibles y repetibles. Y qué papeles uso? Hay muchos papeles de diferentes calidades en el mercado, “de marca”, como los de Epson, Hewlett Packard, etc. y otros no asociados automáticamente en nuestras mentes a la alta calidad de impresión, pero de excelentísima calidad (superiores en muchos casos a los de marca) y con precios significativamente menores. Lo importante es tener una variedad de papeles del proveedor o proveedores que escojamos y asegurarnos que estos sean posibles de conseguir a lo largo del tiempo ya que nuestros perfiles irán de la mano de esos papeles y tintas y la pequeña inversión que realizaremos en esto, no querremos seguramente repetirla muy a menudo de poder evitarlo.
En mi caso particular cuento con varias impresoras, pero pongo siempre como ejemplo a la que utilizamos para nuestras tareas de oficina, una impresora multifunción HP Photosmart 3110, muy barata y que se consigue en todos lados, la cual perfilada para varios papeles me ha permitido colgar esas obras sin el menor de los pudores en varias muestras fotográficas, además de saber que cuando quiero utilizarla, se comportará siempre de la misma manera a lo largo del tiempo.
Cabe aclarar que todo lo antes dicho aplica a impresoras de chorro de tinta, laser, plotters, de sublimación de tinta y cualquier otra tecnología propietaria de las que hay en el mercado ya que el análisis realizado por el espectrofotómetro es siempre sobre el resultado impreso, no siendo tenido en cuenta para la generación del perfil el método de impresión propiamente dicho.
Proyectores
Creo que todos estamos ya habituados a considerar que lo que vemos en nuestras computadoras es imposible de ser reproducido por nuestro “cañón”, sea de la calidad que sea y es especialmente frustrante cuando estamos ante la presentación de obras fotográfica o de cualquier tipo y que merecen una reproducción del color al menos decente.
Seguramente como a mi te habrá pasado de pensar “y tanto lío por esa foto” cuando la vemos proyectada, pero cuando miramos por sobre el hombro de quien maneja la computadora, vemos que los colores sí eran sorprendentes, o que los grises son infinitos y no solo tres o cuatro como vemos en la pálida pantalla delante del proyector.
Los proyectores se perfilan exactamente igual que los monitores, pero en lugar de analizar la luz emitida mediante el espectrofotómetro (como se hace en el caso de los monitores, apoyándolos sobre estos) éste analiza la luz reflejada por la pantalla, tal cual hacemos nosotros. Literalmente el dispositivo se sitúa “mirando” a la pantalla y el software que generará el perfil emite una serie de muestras de colores, son evaluadas y luego a partir de ellas se genera el perfil correspondiente a nuestra dupla proyector/pantalla. Efectivamente, tal cual en el caso de las impresoras y papeles, el perfil de nuestro proyector estará asociado a la pantalla que utilicemos (no es lo mismo una pared blanca que una pantalla reflectiva de alta calidad) y en caso de disponer de más de una, deberemos contar con más de un perfil.
Cómo utilizamos luego este perfil ICC? Cuando conectamos un proyector a nuestra computadora (PC o Mac) esta la reconoce como un segundo monitor, pudiéndose asignar a dicho monitor virtual el perfil que se acaba de generar y se sorprenderán del resultado. Es verdaderamente un placer descubrir que nuestros proyectores son mucho “mejores” de lo que pensábamos y que sí es posible lucirnos con él, y no sentir vergüenza ajena como nos ha pasado tantas veces en presentaciones en museos, galerías de arte, universidades y muchos otros ámbitos donde el color debería ser más respetado y cuidado.
Este último comentario -un poco sarcástico de manera intencional- viene a colación del poco conocimiento o al menos poca difusión que existe en la actualidad en nuestro medio sobre la gestión del color como una problemática en sí misma y es mi intención con estas notas y las sucesivas el crear una mayor conciencia al respecto, difundiendo también el hecho de que llevar adelante estas buenas prácticas está al alcance de cualquier bolsillo y no queda reservado para una élite de elegidos. Visto desde el otro lado también, como consumidores es importante que conozcamos toda esta problemática y exijamos desde el lado de nuestros proveedores que estas buenas prácticas sean tenidas en cuenta.
Nota: Esta última entrega de la serie de notas de introducción al color-management o gestión de color será también el principio de muchos artículos puntuales sobre cada particular (monitores, impresoras, papeles, tintas, soft-proofing, etc.) en los que iré profundizando sobre muchos otros puntos a tener en cuenta y que escapan al alcance introductorio de estas tres primeras notas.